martes, 19 de abril de 2011

Entrada triunfal de Jesús a Jerusalén

Católicos claman hosanna a Dios, ayúdanos, le piden.

Por Antonio Franco
Matamoros, Tam.- Este domingo miles de católicos se dispusieron a acompañar al Señor en su entrada valiente a Jerusalén con la conciencia de lo que le espera, fruto del amor por nosotros; nos sentimos parte de una muchedumbre necesitada de alabar al Señor, pero también de gritarle y suplicarle en medio de tanto sufrimiento “¡Hosanna!” es decir, ¡”Ayúdanos pues!”, expresó el obispo de la Diócesis de Matamoros, Faustino Armendáriz Jiménez.

¨La fe es lo que alimenta al creyente, por ello, estamos dispuestos a acompañar al Señor sabiendo que entrar con él a Jerusalén es correr la suerte de Jesús, es testimoniar que somos sus discípulos y que queremos seguir sus pasos. Necesitamos para ello de su ayudad, de su salvación, de su protección. ¡Señor ayúdanos, necesitamos de ti, necesitamos tu ayuda para vivir en paz! ¡Santa María Reina de la paz, ruega por nosotros!, expresó en su mensaje.

Tanto la entrada solemne en Jerusalén, como la entrada en el templo son gestos simbólicos altamente reveladores de la pretensión mesiánica de Jesús. A través de ellos se presenta como Mesías y pone de manifiesto la conversión que necesita Israel, externó.

Estos hechos fueron una autentica manifestación popular, masiva y enardecida, en la que se mezclaban la más profunda fe en Dios en su Mesías liberador con sentimientos nacionalistas y políticos de los más diversos signos, agregó el obispo de la Diócesis de Matamoros.

No se trata de una profesión religiosa ordenada, con palmas que se agitan pacíficamente al ritmo de canticos religiosos. Aquello fue un verdadero tumulto con unos gestos muy significativos para comprender el mensaje y la vida de Jesús.

La palabra de aclamación y los gestos realizados por la gente manifiestan que lo reconocen como Mesías. La palabra “Hosanna” significa literalmente “¡Sálvanos por favor”! Con ella se pedía a Dios ayuda para la victoria, comentó el fin de semana el obispo Armendáriz Jiménez.

Es interesante considerar que en la Semana Santa se celebran los misterios de salvación realizados por Cristo en los últimos días de su vida, comenzando con esta, su entrada mesiánica en la ciudad de Jerusalén.

Esta semana une al mismo tiempo el triunfo de Cristo, aclamado como Mesías por los habitantes de Jerusalén y hoy por los cristianos con el rito de la procesión, con su pasión. Los ramos no son un simple objeto bendito, son el signo de la participación gozosa en la procesión, expresión de la fe de la Iglesia en Cristo, Mesías y Señor, que va al encuentro de la muerte para la salvación de los hombres, estableció el obispo.